sábado, 22 de octubre de 2011

Culto de adoración

Culto de Adoración


En la reciente visita de la Unión de Maestros a nuestra Iglesia, nuestro amado Hermano Carlos Arturo, en su exposición nos hizo reflexionar de la situación de muchas iglesias hoy: “cultos centradas en las alabanzas, testimonios, emocionalismo dejando relegada la exposición de la Palabra”.

“Recordemos que rechazar la instrucción de la Biblia no es rechazar a los hombres sino a Dios mismo” es el llamado.



Siempre que puedo, recalco uno de los lemas de la reforma, el primero: SOLO ESCRITURA, lo hago porque que dentro del mundo cristiano evangélico predomina una despreocupación por la Palabra de Dios, y ésto por la falta de conocimiento. En los días de hoy las reuniones de adoración a Dios (y con esto quiero decir todo tipo de reunión de iglesia, pues todas éstas deben buscar adorar y glorificar a Dios) están centradas en las alabanzas, testimonios, emocionalismo dejando relegada la exposición de la Palabra (si es que la hay) a un tiempo muy reducido, y por lo general los sermones hablan más de experiencias personales que de lo que nos dice el Señor.


Cantamos canciones que dicen cosas como “quiero escuchar tu dulce voz”, “quiero estar en tu presencia”, “lléname de ti”, “enséñame”, “me encontraré contigo”, “tengo hambre de ti”, etc., pero dejamos relegado el sermón, el momento de escuchar la Palabra de Dios a un tiempo muy breve. También hemos visto como el texto bíblico sólo se convierte en un pretexto para decir algo. Se leen unos cuantos versículos y de ahí se comienza a hablar más de experiencia personales que de la Palabra de Dios, o tomamos fábulas y adagios populares para sacar lecciones.


Si queremos, los cristianos de hoy, escuchar la voz del Señor, llenarnos de El, ser enseñados por el Señor, buscar su rostro, tenemos que ir a la fuente primaria de todo conocimiento respecto del Creador que es la BIBLIA. Seguramente son buenas las intenciones de los creyentes que hacen esto en sus cultos y reuniones, pero las intenciones no son lo primordial ni lo único que mira el Señor. Tenemos como ejemplo de ésto en el caso de los hijos de Aaron (Nadab y Abiu) en Levítico 10, y el caso de Uza en 2ª de Samuel 6. Muy claramente nos habla el Señor sobre las consecuencias por la falta de conocimiento en Oseas 4.6 "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos".


Es por todo lo mencionado anteriormente que quiero centrarme en esta bandera que levantaron los reformadores: “SOLO ESCRITURA” en el sentido de que ella “es la única regla de fe y conducta”, por lo que debe ser central en la vida del creyente, en todo servicio a Dios, sean estos escuelas dominicales, cultos, reuniones de jóvenes, señoras, varones, niños, oración, etc. Debemos desearla en nuestra vida. El Señor nos dice en 1ª de Pedro 2:2: “desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación”. La Palabra de Dios debe ser central es nuestro actuar en la sociedad, y central es nuestra vida individual, pues es Dios mismo hablándonos.

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