domingo, 13 de noviembre de 2011

La iglesia: su naturaleza y misión


Tomado de la Constitución de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México A. R.

Capítulo 1
LA IGLESIA SU NATURALEZA Y SU MISIÓN

Creemos que la Iglesia es de origen divino porque fue establecida por nuestro Señor Jesucristo, está dirigida por Él y él mismo es la Cabeza; y por el Espíritu Santo quien la dirige, preside y gobierna (Mt. 16: 18; Hch. 2: 47). Su vida depende del Autor de la vida que es Cristo (Hch. 20: 28), así que existe por el mandato expreso de Dios.



La verdadera Iglesia está formada por todos los creyentes elegidos en Jesucristo en todos los lugares del mundo, hombres y mujeres regenerados y convertidos por el poder del Espíritu Santo, quienes, en compañía de sus hijos, se reúnen y viven bajo el dominio y autoridad de Cristo. (Ro. 8: 28-30; 1ª. Co. 1: 2,24; 2ª. Co. 6:1; Ef. 1:20-23, 5:24-27; Ap. 17:14).

Es a esta Iglesia, de acuerdo con las Escrituras a la que pertenecen los títulos de honor en el presente y las promesas de un futuro glorioso. Es “el Cuerpo de Cristo”, “la Esposa del Cordero”, “el rebaño de Cristo” “la comunidad de fe”, “el edificio de Dios”, labranza (o sembradío) de Dios y “el templo del Espíritu Santo”.

Esta Iglesia también es “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios”, “sal de la tierra” y “luz del mundo”. La promesa de Cristo es que estará con ella siempre, (y que no podrá ser vencida jamás). (Mt. 28:20; Ap. 19:7-9, Ef. 5:23-27; Hch. 20:28; 1ª. Cor. 3:9).

Esta Iglesia, de acuerdo con nuestra teología reformada, laconcebimos como visible, que es la Iglesia militante y que se hace manifiesta al mundo en forma concreta en el espacio y en el tiempo.

Por otra parte, también es invisible, constituida por aquellos creyentes que solamente conoce el Señor y la compañía de los redimidos que gozan de la presencia del Señor en los cielos; pero es una sola, santa, apostólica y universal.

Nadie puede destruirla, aunque sus miembros sean perseguidos; pero la Iglesia como tal no se extinguirá; es como la zarza ardiente que no se consume (Ex. 3:2). No depende de formas externas sino de la presencia de Jesucristo y del poder del Espíritu Santo. (Mt. 28:20; Ef. 2:20-22).

En su forma invisible, se compone de todo el número de los elegidos que han sido, son y serán reunidos en uno bajo Cristo, quien es la Cabeza.

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, la Esposa, «la plenitud de aquél que llena todo en todo» (Ef. 1:23). A esta Iglesia el Señor pide sincera santidad de sus miembros, quienes son llamados a ser santos en vida y hechos, conforme a la imagen de Cristo, y ningún no creyente puede en verdad pertenecer a ella (1ª. Cor. 1:30: 3:16; 6:11; Ef. 2:3-8; Col. 1: 21; 2:10 y 1ª. Pe. 2:9).

Esta es la única Iglesia que es verdaderamente universal. Sus miembros se hallan esparcidos por todas partes del mundo, donde el evangelio es predicado, creído y recibido.

La Iglesia visible, que también es universal, se compone de todos aquellos que por todo el mundo confiesan por fe a Jesucristo como su Señor y Salvador.

Esta Iglesia es parte integral del Reino de Dios, es la Casa y Familia de Dios por medio de la cual, los hombres son salvos. Fuera de ella no hay posibilidad ordinaria de salvación. A ella ha dado Cristo el Ministerio, las Santas Escrituras y los sacramentos, para reunir y perfeccionar a los santos en esta vida presente y hasta el fin del mundo.

Esta Iglesia es llamada y comisionada para continuar la Obra de Cristo en la tierra.

Por ello, afirmamos que las señales de la Iglesia visible son, «dondequiera que veamos predicar sinceramente la Palabra de Dios y administrar los sacramentos conforme a la institución de Jesucristo, no dudamos que hay allí Iglesia». (Calvino, Institución de la Religión Cristiana, Libro IV, Cap. I párrafo 9.).

“Las marcas por las cuales la Iglesia verdadera es reconocida son estas: si en ella se predica la doctrina pura del evangelio; se administran los sacramentos instituidos por Cristo; si la disciplina eclesiástica se ejerce para corregir el pecado» Confesión de Fe Belga, (Cápitulo 20) Los que forman esta Iglesia son una comunidad misionera, comunidad de testigos de Jesucristo; su misión es la proclamación en palabras y hechos de lo que Dios hace en el mundo por medio de Jesucristo, para manifestar su gloria y para dar a conocer las inescrutables riquezas de su amor. (Mt. 28:19-20; 2ª. Co.5:18-19; 1ª. P. 2: 9; Hch. 12:2b,3b; 2ª. Co. 2:15).

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